martes, 20 de octubre de 2015

Organoides cerebrales

El equipo liderado desde el Instituto de Biotecnología Molecular (IMBA) de la Academia Austriaca de Ciencias, ha conseguido desarrollar organoides cerebrales (grupos de células organizadas de forma parecida a un órgano natural) partiendo de un cultivo de células madre pluripotentes inducidas (que tienen el potencial de generar la mayoría de tejidos). 


Imagen de un organoide cerebral obtenida mediante microscopía de fluorescencia. En
verde, se observan las neuronas, y en magenta, las células progenitoras.
  • Los fragmentos de este tejido se mantienen en un cultivo tridimensional y se embeben en gotas de un gel que actúa de base para que pueda crecer. Para favorecer la absorción de los nutrientes, transferimos después las gotas de gel a un biorreactor giratorio, y en unas tres o cuatro semanas ya están formadas y definidas las regiones cerebrales
  • En los organoides cerebrales resultantes se pueden diferenciar regiones como corteza cerebral, retina, meninges o el plexo coroideo (porción del encéfalo que forma el líquido cefalorraquídeo).
  • Después de dos meses de desarrollo, los minicerebros alcanzan su tamaño máximo, aunque pueden sobrevivir indefinidamente –en la actualidad hasta 10 meses– en el biorreactor giratorio.Según los investigadores, probablemente, y de momento, no crecen más debido a la falta de un sistema de circulación eficaz que lleve los nutrientes y el oxígeno al interior del organoide.

La investigación con organoides o ha permitido crear un modelo biológico mediante el cual se puede ver cómo se desarrolla una rara enfermedad llamada microcefalia. Los investigadores creen que esta referencia podría ser usada para tratar trastornos como el autismo o ir un poco más lejos en la tarea de comprender qué es la esquizofrenia y cómo curar estas enfermedades que afectan a millones de personas en todo el mundo.

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